Personalmente mantengo esas dos palabras separadas. El entorno político actual con los maestros etiquetados como pedófilos y peluqueros, y los ataques a la literatura LGBTQ me ponen nervioso y no quiero echar más leña al fuego.
Además, solo tengo cuatro minutos entre clases para usar el baño y las bragas o la lencería no se prestan para un viaje rápido al baño.